El cacao representa mucho más que un producto para los ecuatorianos, representa identidad, cultura, patrimonio, desarrollo y un legado histórico.
Hace muchos siglos, antes de la conquista española, en tierras amazónicas ya se cultivaba y consumía cacao. Con el paso del tiempo y el desarrollo de nuestro país, este producto se convirtió en un alimento estratégico para la vida, es más, algunos dirían un “motor económico” ya que tuvimos dos grandes épocas del boom de cacao. El primero fue apróxidamante desde 1779 hasta 1842 y el segundo alrededor de 1870 a 1906.
Al día de hoy el cacao ecuatoriano es uno de los mejores del mundo, en especial el cacao de fino aroma. En Europa y Norteamérica tiene mucho alcance, es más, Ecuador es el proveedor de alrededor del 60% de este tipo de cacao a nivel internacional, tiene gran demanda por ser utilizado por expertos culinarios para la preparación de chocolates finos.
Miles de pequeños agricultores se dedican a la producción de cacao con atributos únicos de aroma y sabor. Ecuador ofrece una gran variedad, entre ellos, cacao que evocan el sabor a pasas, ciruelas, cítricos, moras, y otras frutas.
Al ser el cacao tan especial, el chocolate fino también se distingue a los demás por su pureza, aroma y sabor. Además de ser delicioso, el chocolate brinda algunos beneficios al cuerpo como la mejor circulación de la sangre, provee grasas positivas, ayuda a la concentración y, de hecho, nos pone más alegres y animados ya que genera endorfinas en nuestro cuerpo (hormonas de la euforia y alegría).
Diana Ramírez R.
Créditos de imagen: Ecuador inmediato