En nuestro país como en muchos otros de América Latina y algunos de Europa celebramos a la muerte o, mejor dicho, a la vida después de la muerte. Son los primeros días de noviembre los escogidos para la celebración, específicamente el segundo día de este mes.
La tradición que se da en algunos países es que las personas llegan a las tumbas de sus seres queridas con ofrendas como flores, regalos y, en especial, comida. Sí, platos de comida que solían ser los favoritos de los difuntos. La familia se sienta alrededor de la tumba y celebran la vida de aquel familiar. En Quito sucede con más frecuencia que en Guayaquil, se puede observar familias llevando platos de fritada o mote.
Esta creencia viene de muchos años atrás y se dice que las almas de los muertos se sientan junto a su familia y escuchan sus conversaciones y peticiones. También comentan las abuelitas que, si no se le lleva comida al difunto, este queda deambulando en busca de su ofrenda.
A pesar de que esta costumbre se sigue dando, la más común de todas es simplemente reunirse en familia y compartir colada morada con guaguas de pan. Básicamente, las personas viajan a su lugar de origen para encontrarse con todos sus familiares, en las casas se preparan la típica colada morada, bebida especialmente preparada para esta época.
Se trata de un potaje preparado con mortiño, mora, piña, frutilla, durazno y otras hierbas aromáticas y las guaguas de pan que son panes con forma de humano decorados con colores y rellenas de dulce. “Guaguas” se refiere a bebés en quichua. Ambas son recetas muy sencillas de preparar que muy pronto compartiremos contigo.
Durante su temporada los encuentras en diferentes restaurantes, sin embargo, la tradición dice que debe ser preparado en casa. Somos un país multicultural y aunque estas son las costumbres más comunes, tenemos muchas comunidades indígenas con sus propias tradiciones para festejar el día de los difuntos.
Diana Ramírez
Créditos de imagen: Ministerio de Turismo