La ciruela encanta a todo quien la pruebe, se trata de un fruto carnoso con una semilla en el interior, su sabor, dependiendo de su tipo, puede ser dulce o ácido y los comensales la disfrutan con una pizca de sal.
Agosto y diciembre son los meses en que hay abundancia de este fruto en la costa ecuatoriana, durante esta época se puede observar por las calles vendedores ambulantes ofreciendo la fruta del ciruelo junto a una fundita de sal. Aunque muchas personas optan por consumirla directa y fresca, también se prepara productos derivados como jugos, mermeladas, vino, tortas, yogurt, pisco, helados y hasta cocteles.
Los hobos, como conocen al fruto en la sierra, tiene muchas variedades, la más común es la verde o pintona, de ahí tenemos la damascena, Claudia, mirabel, Golden y ciruela cojón de fraile. Estas suelen variar en color, tamaño y en su pulpa (amarilla, blanca, verde y roja).
La “capital de la ciruela”, así se conocen a las comunas alrededor de las Juntas del Pacífico porque es uno de los sitios más antiguos donde se produce la ciruela con abundancia y tiene de tres tipos: morada, amarilla y castilla. Celebran cada 1 de noviembre su “Feria de la ciruela” que en el 2019 tendría su edición #33, de hecho, sus productores tienen su propia “Asociación de Pequeños Productores de Ciruela Juntas del Pacífico” desde el 2005.
Diana Ramírez R.
Créditos de imagen: La Revista Ec
