La chelada y la michelada son dos bebidas clásicas mexicanas pero, ¿sabemos la diferencia entre ambas? Desde Pikio Taco, una taquería ubicada en el corazón de Gracia en Barcelona, nos dan las claves para descubrirlo.
La michelada es, quizá, más conocida que su hermana y aunque hay infinidad de variantes ambas tienen ingredientes comunes: cerveza, zumo de limón y sal; todo ello siempre acompañado de hielo. A la michelada se le añaden además salsas, como el tabasco y la salsa valentina, y zumo de tomate. Ambas se preparan siempre en un vaso escarchado (con el borde humedecido con zumo de limón para adherirle sal) en el que se mezclan todos los ingredientes y en último lugar se le añade la cerveza.
La mezcla de cerveza con el zumo de limón, el hielo y el toque de las salsas en el caso de la michelada aporta un refrescante sabor ideal para los días de calor en los que queremos un poco más de sabor sin renunciar a una cerveza bien fría.
Tanto la chelada como la michelada son dos bebidas indispensables en México, donde ésta última se considera un remedio excelente para la resaca o la ‘cruda’ como la llaman en el país azteca. La michelada es de hecho la alternativa mexicana al Bloody Mary, conocido por sus beneficios para superar las consecuencias de una noche de fiesta.
La historia de su origen tiene varias versiones, pero son dos las que toman más fuerza. La primera apunta a la ciudad de San Potosí donde se dice que uno de los socios del Club Deportivo Potosino llamado Michel Ésper siempre pedía la cerveza con hielo, limón y salsas picantes, algo poco común en aquella época. Con el tiempo los socios comenzaron a pedir una cerveza como la de Michel bautizándola como ‘michelada’. La segunda alternativa al origen de este refrescante bebida es mucho más simple y hace referencia a la contracción de la frase ‘mi chela -cerveza- helada’.